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miércoles, junio 01, 2005 

Una pareja moderna

Era insostenible. Peleas a los gritos, insultos y esas cosas. Tenían que separarse. Sería lo mejor para ellos y para los chicos. Él se fue a una pensión y se puso a buscar un departamentito. Su cuñado lo ayudaría con la garantía para el alquiler. El problema era que en el trabajo todo venía para mal. Despidos, suspensiones, mal clima. Cuando le bajaron el sueldo comprendió que tenía que replantear el tema. Con esa plata era imposible mantener una casa y pagar una cuota de alimentos. Entonces volvió y propuso un pacto.

Ella dormiría en la habitación de la nena. Él llegaría lo más tarde posible, cuestión de no cruzarse. Pactaron, también, que no se dirigirían la palabra. El convenio no era “hasta que la muerte los separe”, sino “hasta que repunte un poco la cosa”.

Claro que no imaginaron que a él le llegaría otra rebaja y a ella un despido y una indemnización que todavía no pudo cobrar. Pasaron casi dos años. Un día volvieron a hablarse y ahora parecen un matrimonio normal. Eso sí, siguen durmiendo en camas separadas