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lunes, julio 04, 2005 

El perro con cabeza de humano y cuerpo de humano

A Julián nunca se le había ocurrido gran cosa hasta que una mañana, durante una clase de química, escribió el primer esbozo de la obra que lo marcaría para siempre. Una hoja arrancada de un cuaderno le bastó para idear a su personaje, un antihéroe que recorrería las calles de la ciudad: El perro con cabeza de humano y cuerpo de humano.

Cuando vio las risas de Tacho, su compañero de banco, se dio cuenta de que estaba ante algo importante. Guardó los garabatos en la mochila, al lado de la tabla periódica de elementos y supo que tenía mucho trabajo por delante.

No volvió a hablar del tema hasta que en el baile de despedida del colegio, Laurita, la colorada de 5 1ra le preguntó en qué facultad se había inscripto.

-Letras –contestó muy seguro. Y antes de que ella pudiera seguir, arremetió –Voy a ser escritor. Estoy preparando una novela.

Esa noche terminaron a los besos. Y Julián se convenció de que el título de su libro había sido fundamental en la conquista. Algo de razón tenía. Con el tiempo llegaría Paula, la estudiante de psicología, Analía, la empleada del video club, Marina, la estudiante de teatro, Romina, la vecina del 16 G, Hebe, la contadora, Verónica, la que trabajaba en la empresa de celulares y algunas otras más. El hombre que inventó al perro con cabeza de humano y cuerpo de humano había aprendido el truco para domar a las fieras.

-Es la historia de un incomprendido. Alguien que no encaja en la sociedad. Los perros lo ven como un humano y los humanos piensan que está loco –Con el correr del tiempo Julián fue puliendo su discurso.

Cuando tuvo que rendir los primeros parciales en la facultad, se dio cuenta de que Letras no era para él. Mucha teórico. Mucho para estudiar. De esa forma, nunca escribiría su novela. Se anotó, entonces, en un taller literario. Allí podría trabajar en su relato hasta que tuviera forma.

En la primera clase contó su idea. El profesor la aprobó y le pidió que para la próxima trajera algo escrito. Julián se pasó los veinte días posteriores revolviendo papeles en su casa para dar con el original que le serviría de base. Al final, escribió tres párrafos y se animó a mostrarlos a regañadientes.

-Falta mucho para que se desarrolle la historia. Son apenas las primeros pinceladas.

El profesor y el resto de sus compañeros se burlaron con acidez de su historia. Ningún escritor salió de un taller literario, fue lo que dijo Julián para convencerse de no volver.

Al año siguiente, su padre le consiguió un empleo en una librería. Era una buena idea. Iba a estar en contacto con los libros, podría conocer cómo funciona el negocio de la literatura. Con el tiempo, Julián se convirtió en un experto en recomendar novelas de las que sólo había leído la solapa.

-Es una novela existencialista. Mezcla de Kundera con Sábato. –decía sin pudores.

Más tarde, se anotó en un curso de teatro en el Centro Cultural San Martín. Pensó que le serviría para desarrollar su personaje desde lo físico y lo emocional. No lo consiguió, pero al menos se puso de novio, lo cual, a esa altura del partido, no era poco.

Cuando cumplió 25 optó por estudiar periodismo para aprender una forma de escritura limpia y pulcra. Duró tres meses. Entonces intentó con la licenciatura de historia.

-Un pueblo que no conoce su pasado, repite sus errores una y otra vez –le dijo a su compañero en la librería, que lo miró incrédulo. Seis meses después llegó a la conclusión de que la Universidad había sido copada por los burócratas oficialistas. Al mismo tiempo, su novia Analía lo había dejado para irse con un economista de San Isidro. Por lo tanto, Julián comenzó a radicalizar su discurso.

-"El perro con cabeza de humano y cuerpo de humano" es una novela de denuncia a la nefasta década del noventa, en la que nos quisieron vender un país que no era. –En el momento de la debacle del 2001, sintió que había encontrado el tono exacto para su libro. Tenía que dar cuenta de la realidad.

Conoció a su vecina del 16 G durante una asamblea barrial. Los dos pertenecían a la comisión de Cultura. Salieron cuatro meses hasta que ella lo dejó y se fue a vivir a España con el dinero que pudo recuperar del banco.

Un perro no se pregunta por qué es perro. Julián tampoco se preguntaba qué había detrás ese título ingenioso que se le había ocurrido hace diez años. Estaba decidido a seguir hasta las últimas consecuencias.

Taller de radio. Yoga. Vitraux. Curso de narración oral. Tango. Magia. Escuela de documentales. Militancia en el PCR. Julián tiene la constancia y la dedicación necesaria para ilusionarse cada dos meses aproximadamente. Como los perros, está dispuesto a insistir hasta conseguir lo que quiere. La semana pasada le comentó a sus compañeros de la librería que va a dedicar a leer El Quijote. Dice que le servirá para aprender la estructura de la novela clásica.

Alguien apostó a que no llega a la página 20.

Magnífico, Vico. Si tuviera que hacer un ranking, pondría a este texto entre los cinco mejores del blog. Valió la pena la espera...

Gracias Fernandito por evidenciar tu amor por mi ....

tu vecina del 16 !!!!!

Amigo estuve por aquí.

Esto no te habrá pasado a vos, no?
Siento que cada día te esforzas menos en tus relatos, sacas cosas de lo cotidiano, y seguramente del trabajo, obviamente tambien extraes cosas de tu vida, por lo tanto te felicito una vez mas, porque cada día con menos esfuerzos conseguis cosas tan...
¿buenas?
Sos el mame, el mas mejor.

Obviamente...todo lo que Vico escribe es VICO...sin lugar a dudas...es bueno, ingenioso, inteligente, irónico, sabio...y podría seguir adulandolo...mas bien...describiendo a MI AMIGO Fernando J. Vico.

J??? Javier? Jacobo? Jeremías?

Jota.

Solo los mas allegados saben del verdadero segundo nombre de Vico...y me alegra ser una de ellas!!!...segui participando marina!!

Jilberto con Jota?

Jota Vico? Jota Jota Lopez? Jodido, Jómo jaberlo???

Me acerqué a su blog confiando en el criterio de Santamarina y no me arrepiento.
Saludos

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